Fuegos en el monte… y en las redes sociales

Como todo en la vida, las redes sociales no son ni buenas ni malas (sino todo lo contrario, como diría aquél), todo depende del uso que les demos. Los hay que hacen un uso responsable, tomando las precauciones posibles para disfrutar de ellas sin peligro alguno; y los hay que las usan como una ventana a su vida íntima, sin darse cuenta de que una vez que se asoman a ella sin control alguno, ya no hay vuelta atrás.

Si hay algo de lo que tristemente se habla cada verano sin excepción y que tiene que ver con el monte, son los fuegos forestales. Este verano nos sobrecogimos con la gran tragedia ocurrida en Portugal, pero en España no somos totalmente ajenos a ello; de hecho, pocos días después ocurrió lo den gran fuego en Doñana, y ya teníamos noticias de otros incendios que habían sucedido en el norte de la península, zona muy seca este año por la falta de lluvia, y que tiene un alto grado de alarma gracias a esto. En estos casos, el avisar a los servicios de emergencia lo más rápido posible, hace que el nivel de éxito en la extinción crezca exponencialmente, y que mucha gente pueda tomar precauciones ante la magnitud y el peligro de un incendio. Y precisamente ahí es donde han entrado las redes sociales.

Aunque después de estos sucesos que he mencionado se ha hablado mucho de las actuaciones, motivos y efectos de todos ellos, lo cierto es que gracias a estas redes que desde un primer momento extendieron las alarmas y dieron fé cierta de lo que estaba pasando, con lo que las labores de extinción pudieron realizarse con mucha más rapidez y eficacia. En esta ocasión fueron usadas a la perfección, avisando a todas las fuerzas necesarias no sólo para apagar el fuego, sino también para avisar de su extensión y localización exactas, haciendo que fuera posible la rápida evacuación cuando fue necesaria, y que la ayuda llegara a todos estos sitios de forma mucho más eficaz.

Así que se puede decir que las redes sociales cumplieron con su objetivo más solidario, y hay que dar las gracias a todos esos adictos a ellas, porque con sus acciones hicieron posible que el fuego ardiera menos en el monte, pero se extendiera por internet para dar la mejor de las ayudas.