Fuegos en el monte… y en las redes sociales

Como todo en la vida, las redes sociales no son ni buenas ni malas (sino todo lo contrario, como diría aquél), todo depende del uso que les demos. Los hay que hacen un uso responsable, tomando las precauciones posibles para disfrutar de ellas sin peligro alguno; y los hay que las usan como una ventana a su vida íntima, sin darse cuenta de que una vez que se asoman a ella sin control alguno, ya no hay vuelta atrás.

Si hay algo de lo que tristemente se habla cada verano sin excepción y que tiene que ver con el monte, son los fuegos forestales. Este verano nos sobrecogimos con la gran tragedia ocurrida en Portugal, pero en España no somos totalmente ajenos a ello; de hecho, pocos días después ocurrió lo den gran fuego en Doñana, y ya teníamos noticias de otros incendios que habían sucedido en el norte de la península, zona muy seca este año por la falta de lluvia, y que tiene un alto grado de alarma gracias a esto. En estos casos, el avisar a los servicios de emergencia lo más rápido posible, hace que el nivel de éxito en la extinción crezca exponencialmente, y que mucha gente pueda tomar precauciones ante la magnitud y el peligro de un incendio. Y precisamente ahí es donde han entrado las redes sociales.

Aunque después de estos sucesos que he mencionado se ha hablado mucho de las actuaciones, motivos y efectos de todos ellos, lo cierto es que gracias a estas redes que desde un primer momento extendieron las alarmas y dieron fé cierta de lo que estaba pasando, con lo que las labores de extinción pudieron realizarse con mucha más rapidez y eficacia. En esta ocasión fueron usadas a la perfección, avisando a todas las fuerzas necesarias no sólo para apagar el fuego, sino también para avisar de su extensión y localización exactas, haciendo que fuera posible la rápida evacuación cuando fue necesaria, y que la ayuda llegara a todos estos sitios de forma mucho más eficaz.

Así que se puede decir que las redes sociales cumplieron con su objetivo más solidario, y hay que dar las gracias a todos esos adictos a ellas, porque con sus acciones hicieron posible que el fuego ardiera menos en el monte, pero se extendiera por internet para dar la mejor de las ayudas.

Sexo y turismo de altura: revolución en las redes sociales

Si leísteis unos post atrás cuando ensalzaba el turismo rural y de montaña como una nueva (aunque no tan nueva) opción de ocio en vacaciones, no creáis que estaba descubriendo nada nuevo, ni que defendía una idea tan extravagante. El llamado turismo de altura esta de rabiosa actualidad, tanto, que ya se ha trasladado a las ciudades, acondicionando edificios de gran altitud para gozar de las vistas de las cities más relevantes del mundo.

Pero claro, al menos para mí, nada como la naturaleza y el aire libre, y practicar esta clase de turismo en los lugares en donde en realidad nació: las altas cumbres. Ya sea en montes o montañas, lo suyo es estar en contacto estrecho con la naturaleza, aunque a mí eso de la escalada aún se me resista un poco; por ahora me atrevo con poco más que el senderismo por algún que otro monte escarpado, pero ya veréis cómo poco a poco me voy especializando, jeje.

Cuando hace un tiempo compartí mi afición en las redes sociales, nunca creí que iba a tener tanta aceptación, pero al poco de hacerlo me encontré que ya tenía un buen grupo de seguidores que comentaban mis escapadas, y poco a poco empezamos a quedar para hacerlo juntos. Luego, el grupo fue creciendo, y gracias a Facebook, Instagram y demás, nuestras experiencias empezaron a llenar muchas páginas de estas redes, y fue gracias a ello que pasó esta anécdota que os voy a contar.

Resulta que por mucho que fuéramos unos frikis de la naturaleza y las actividades al aire libre, somos tíos de nuestro tiempo, y nunca nos vamos al monte sin nuestros móviles. A veces la cosa se pone difícil por falta de cobertura, pero aún así siempre vamos cargados con ellos, y algunos han llegado a llenar sus memorias con contenido, dicen que para verlos cuando hacemos un descanso. Y desde luego que se ven cada cosa que son alucinantes, pero lo mejor fue el día que vimos que uno de nuestros compañeros llevaba en su móvil una colección de videos porno, ¡era alucinante!

Podéis imaginar el cachondeo que se generó con este tío, pero no voy a negar que muchos de nosotros maldecimos por dentro no haber sido uno de nosotros el que tuviera la idea. Y todavía lo rumiaba cuando volvía a mi casa, porque se me había venido a la cabeza que tener sexo en la montaña debía ser la mar de excitante; nunca lo había pensado, pero sin duda sería una experiencia inolvidable, e incluso no tenía por qué ser única, si encontrabas tu alma gemela para esta aventura. De hecho, muchos videos xxx eran sobre parejas que se daban el lote en el campo, en la playa, en un parque… vamos, que el sexo al aire libre no era una cosa tan descabellada.

Y entonces se me ocurrió contar mis pensamientos en las redes sociales, ¿y sabéis qué ocurrió? Que al parecer los pensamientos lujuriosos habían estado presentes en más de una mente y no sólo la mía, porque un montón de tíos salieron comentando que era una idea cojonuda. ¿Y sólo tíos? Pues sorprendentemente no, porque unas cuantas chicas, que seguían nuestro grupo con más o menos asiduidad pero que nunca se animaban a acompañarnos en nuestras escapadas, empezaron a escribir comentarios dándonos ánimos, y más de una dejó caer solapadamente que estaría dispuesta a probar esta nueva forma de hacer montañismo.

Aquella noche nuestras cuentas en un montón de redes ardieron, se recibieron mensajes hasta altas horas de la madrugada. Y yo pensé que valía la pena montar algo así alguna vez, ya que parecía que la idea gustaba tanto, aunque podía ser que todos aquellos hubieron hablado pensando que no se iba a materializar en nada serio. Pero si de mí dependía, pensaba hacer que todas aquellas proposiciones se volvieran realidad.

Si te divorcias, puedes hacerte tendencia

Está claro que todo el que accede a las redes sociales sueña en secreto con que un día su foto, vídeo, comentario o publicación pueda llegar a ser trending topic, esto es: que todo el mundo la siga y se haga tendencia social. En Facebook puede ser compartida pulsando el Like, en Twitter  e Instagram se convierte en hagstag, y en Pinterest se puede repinear hasta casi el infinito; y lo mismo en otras redes sociales.

Por supuesto, nada ni nadie puede ser tendencia para siempre, ya que las redes sociales, como su nombre indica, están formadas por personas que comparten un vínculo de interés hacia algo o alguien; y como las personas tenemos un carácter voluble, así mismo se comportan las tendencias, cambiando a cada momento en un tiempo más o menos breve. Así que lo importante es subirte al carro en el momento justo, y disfrutarla mientras dure.

Claro que si esto se aplica a la última tendencia que hace furor en las redes sociales, la cosa se complica bastante. Parece ser que la última moda es hacerte un selfie con tu ex marido o ex esposa, mientras sostenéis el acuerdo de divorcio que acabáis de firmar, con cara de alegría y como si fuera lo más normal del mundo.

Esta moda, llamada Divorce Selfie, surgió en Canadá, cuando unos recién divorciados de mutuo acuerdo con ganas de empezar de una nueva vida y dejar atrás todo lo que pudo tener de malo su matrimonio, decidieron fotografiarse de esta guisa y compartir la imagen en una red social. Desde luego, una forma original de terminar una relación, y que en ellos pudo crear este sentimiento de felicidad compartida; lo extraño es que en todo el mundo empezaron a aparecer parejas que los imitaban, o mejor dicho ex parejas, porque si no hay papeles de divorcio por medio, no se está llevando bien la tendencia.

¿De veras puede haber tantas personas que estén tan felices al firmar un acuerdo de divorcio? No dudo que en la mayoría de los casos pueda ser una liberación, al menos en lo que a discusiones y malos rollos se refiere; pero una parte muy íntima de uno debe asumir que un divorcio es un fracaso, y que por supuesto no es culpa de uno solamente, sino de los dos. ¿La alegría que se siente es tan inmediata, y tan grande, que eres capaz de hacerte una foto todo sonrisas con esa persona con la que hasta hace poco te estabas matando? Es algo en lo que habría que pensar, la verdad.

Y siguiendo con lo que antes decía de subirse al carro de las tendencia, sería preocupante pensar que algunos de estos matrimonios hayan firmado el divorcio solamente para poder seguir estando de moda mientras esto dure. No quiero pensar que haya descerebrados así, ni que pongan cara de alegría cuando en realidad están a punto de echarse a llorar. Prefiero creer que muchos de estos “felices recién divorciados” están montando una farsa, y que los papeles de su separación son una plantilla que han bajado de internet y que han firmado sólo para conseguir su minuto de gloria.

Cámbiate este verano al turismo de montaña

Tenía yo apenas siete años cuando mis padres alquilaron por primera vez para el verano un chalet en la sierra, rodeado de montañas. Yo estaba bastante enfurruñado, pensando que cuando volviéramos de las vacaciones y llegara el colegio, todos mis compañeros hablarían de lo bien que lo habían pasado en la playa; y yo en aquel sitio dejado de la mano de dios, sin ni siquiera una triste piscina donde remojar mis pies. En verdad, esperaba que fuera un mes de infierno total.

Yo no lo sabía, pero mis padres, antes de nacer yo, eran intrépidos senderistas, y con la cantidad de kilómetros de monte que habían recorrido, casi hubieran podido dar la vuelta a España, jeje. Después de mi nacimiento habían decidido hacer una parada hasta que tuviera edad suficiente para acompañarlos, y parece que habían considerado que ese era el momento oportuno. Y aunque a mí no me lo pareció, echando la vista atrás no puedo hacer otra cosa que estar totalmente de acuerdo.

En fin, que después de dejarme protestar, patalear y tener una pequeña rabieta normal en ese edad, mi padre me plantó unas botas de montaña, una gorra y una cantimplora, y me dijo que nos íbamos de exploración, hasta un sitio que me iba a encantar: un lago secreto entre las montañas. Por supuesto que ese lago no era ningún secreto, pero como yo no lo sabía, imaginé que íbamos a un lugar desconocido para todo el mundo y que sólo mi padre y yo conoceríamos: un plan irresistible para un niño. Y allí fuimos, con toda la intención de vivir la aventura de nuestras vidas.

Desde entonces, nunca más volvimos a la costa. Los años siguientes los dedicamos a explorar montañas, sierras, montes y cualquier terreno salvaje que se nos ocurría, y yo descubrí que había heredado la afición de mis padres por la naturaleza. Cuando tuve la suficiente edad, me fui de vacaciones por mi cuenta, y alguna vez volví a la playa con colegas o alguna novieta, pero ya no le encontraba encanto alguno al mar. En definitiva, me había convertido en un ser del monte, qué le vamos a hacer.

Espero compartir con todos vosotros la multitud de experiencias de las que he gozado en mi vida, pues hoy, a mis 45 años, puedo decir que han sido bastantes. Me casé, me divorcié, cambié de trabajo, me hice autónomo, pero nunca abandoné la afición por el turismo rural, y todavía de vez en cuando quedo con mis padres algún fin de semana para compartir nuestra pasión por el senderismo. Pero gracias a este blog, espero que ahora mi público sea mayor, y que al final acabéis por amar todo este mundo al menos tanto como yo.